El CADIM explicó cómo fue el accidente en Veladero
El Colegio Argentino de Ingenieros en Minas publicó una solicitada en el que explicó cómo fue el accidente suscitado en Veladero e indicó, sobre el anión cianuro, «que las 5 o 7 partes por millón detectadas de en cercanías de Malimán y Angualasto, no representaron una amenaza para los pobladores de esas localidades».
A continuación el texto completo
Ante una situación que no conocemos, es fundamental hacer uso del sentido común. Es ese ejercicio el que hace que ante un grave problema de salud vayamos rápido a consultar a un médico, y a la vez este, muchas veces, nos deriva con su colega especialista que puede resolver nuestra afección. Es también lo que hace que cuando el auto falla vayamos a un taller, a la panadería a comprar pan, a una farmacia por remedios. ¿Por qué no practicarlo cuando se trata de la actividad minera?
El reciente accidente por la rotura de una válvula en la mina Veladero, derramó solución con cianuro de sodio (NaCN) [1] utilizada en el «Valle de Lixiviación”, lugar donde se separan los metales valiosos de los minerales que no lo son. La cantidad vertida, hizo que no alcanzara a ser contenida por un canal construido como resguardo, para el caso de este tipo de contingencias.
La solución llegó al río Turbio y continuó hasta el río Blanco. ¿En qué concentración? Respondernos esta pregunta es fundamental, ya que medir cantidades de cianuro, metales, materia orgánica, gases, turbidez, en las aguas de un río, en cualquier circunstancia, es lo que nos indica si estas son aptas o no para el consumo humano.
El río Turbio tiene por naturaleza pH 3, lo que nos dice que el agua es extremadamente ácida. En ese río no existen peces, ni beben los animales a lo largo de sus 20 kilómetros de extensión. ¿Qué sea muy ácido que significa?, pues nada más ni nada menos de que la inmensa mayoría del anión cianuro (CN)- contenida en la solución vertida, al entrar en ese cauce ácido, se transforma en el tóxico gas cianhídrico (HCN), que al igual que el también tóxico gas monóxido de carbono que se emite desde los escapes de nuestros vehículos, emigran rápidamente y pasan a formar parte de los gases de la atmósfera.
Es el gas cianhídrico lo que no debe producirse cuando se utiliza la sal cianuro de sodio, y los mineros sabemos cómo trabajar sin que eso ocurra. La solución que se derramó tenía pH 11 [2], con lo cual nos aseguramos que el gas tóxico no se forma, por eso tras el derrame no hubo incidente alguno con ningún trabajador de la mina Veladero.
La sal cianuro de sodio que no reaccionó transformándose en gas por la acidez del río Turbio llegó al río Blanco. Nunca se detectó luego del accidente, el anión cianuro en el dique Cuesta del Viento, mucho menos en Jáchal. Las 5 o 7 partes por millón detectadas en cercanías de Malimán y Angualasto, no representaron una amenaza para los pobladores de esas localidades, ni para los peces ni para el resto de la fauna y flora del lugar. Una concentración 10 veces mayor, de 50 ppm no es aguda siquiera para los patos, las aves más sensibles al anión cianuro [3]. Además, el proceso de potabilización de aguas en Malimán, Angualasto, como en Marquesado y en todas las plantas potabilizadoras del país, se realiza con hipoclorito de sodio. El cloro no solo elimina bacterias y microbios, sino que destruye también cualquier vestigio de cianuro.
A diferencias de un derrame de hidrocarburos, el anión cianuro no persiste, ya que se combina con distintos minerales produciendo compuestos estables no tóxicos, es degradado por los rayos ultravioleta de la luz solar, lo destruye el cloro. Porque el anión cianuro se elimina con facilidad, es que hoy no quedan ni rastros del mismo en todo el río Jáchal.
A los sanjuaninos hay que informarlos, no atemorizarlos. No merecían ser asustados por distintas autoridades con sus declaraciones y accionar. Regalar agua envasada en Iglesia y Jáchal fue un acto innecesario, pues tenían y tienen sus pobladores, agua en cantidad suficiente y de muy buena calidad, tanto para el aseo personal como para el consumo humano.
Pensamos en Sarmiento, al que no deberíamos honrar sólo el 11 de septiembre. Somos su provincia. Por decir y defender verdades en su tiempo, tuvo que dejar el país exiliándose por muchos años. Ninguna nueva embestida hará que nos callemos, ni de las de adentro, ni de las de afuera. Hoy como ayer el desafío de la civilización sigue siendo conocimiento o barbarie. Seguiremos explicando una y otra vez que en un caso como este, la emoción, nuestros sentimientos y creencias personales: deben dar paso a la Verdad científica.
Desde esa Verdad informamos que desde 1907 se usa la sal cianuro de sodio para obtener oro y plata en la minería Argentina, durante todo ese tiempo hubieron unos pocos accidentes, y jamás, incluyendo este último, hubo problemas con la salud de los trabajadores, en la de los pobladores que viven en el área de influencia de una mina, ni con el Medio Ambiente.
Fuente: Diario La Provincia SJ