Abundancia de recursos pero minería pobre
La decisión de la minera Vale de volver a buscar un comprador para su proyecto trunco en Mendoza -donde pensaba invertir más de u$s6.000 millones para extraer potasio en cercanías de Malargüe- volvió a poner en el centro de la escena la realidad de laminería en Argentina.
Se trata de un sector que ya venía golpeado y que, en los últimos meses, lejos de mostrar una recuperación no ha hecho más que cosechar reveses a gran escala.
La firma brasileña ahora negocia el traspaso de activos con interesados británicos, aunque fuentes allegadas al Gobierno aseguran que los principales candidatos a quedarse con el yacimiento provienen de China.
Según pudo saber iProfesional, el Código Minero prevé que un proyecto caduca al cabo de cuatro años de inactividad, de no mediar causas extraordinarias.
En el caso de Potasio Río Colorado, este período se cumpliría a principios de 2017, si es que antes no se registra movimiento u obra de infraestructura alguna que lo retrotraiga a foja cero.
En principio, con este ambicioso emprendimiento apuntaba a lograr una producción de 4,3 millones de toneladas de cloruro de potasio (para su uso como fertilizante). Sin embargo, esa cifra podría reducirse al 30% a raíz de las condiciones desfavorables que encuentra el mineral en los mercados internacionales.
A eso hay que sumarle las dificultades financieras que le provocó a Vale la pérdida de rentabilidad.
En concreto, el accionar de la firma -y su insistencia por desprenderse de Potasio Río Colorado- pone de manifiesto las condiciones negativas de una actividad muy golpeada por factores internos y externos.
«Argentina venía creciendo a un ritmo tal que se perfilaba para convertirse en un país de fuerte perfil minero. Ahora apenas podemos hablar de un territorio con minerales«, resumió en diálogo con iProfesional una fuente de la Secretaría de Minería de la Nación, en estricto off the record.
El parate que muestra la extracción en general queda explicitado en los números que maneja Gemera, la cámara que aglutina a las empresas que realizan exploración.
Sólo en el último año, la búsqueda de nuevos reservorios se desplomó un 50%, el doble de la baja que ostentó la misma actividad en el plano internacional.
Según Julio Ríos Gómez, titular de la entidad, «la exploración cayó a los mismos niveles que tenía la Argentina en 2003″.
«Los inversores se fueron yendo por una combinación de factores, entre ellos la falta de reglas claras, el cepo cambiario, las dificultades para girar divisas al exterior, la suba de costos en dólares y las dificultades para importar insumos y equipos«, ratificó.
Ríos Gómez agregó, además, que la falta de vigencia de marcos normativos que fijen la estabilidad tributaria por tres décadas es otro factor más que atenta contra la exploración ydesarrollo de nuevos yacimientos.
«En los últimos años se sucedieron varias cuestiones que complicaron la llegada de capitales. De no haber sido así, nos hubiésemos convertido en un país minero de peso mundial indiscutible. A los factores ya mencionados se sumaron los avances del Estado sobre empresas y sectores tales como el petrolero», aseguró.
En este contexto fue que se frenaron megaproyectos como el que Barrick Gold busca levantar en la cordillera bajo el nombre de Pascua Lama. Otras firmas, como Goldcorp, optaron por suspender la búsqueda de nuevas reservas.
Sólo en 2014 dejó de operar Cerro Cazador (Hunt Mining), una compañía netamente volcada a la exploración. Otras, como Minera Los Andes, pusieron en alerta amarilla sus desarrollos, tal como ocurrió con «Los Azules», iniciativa orientada a extraer oro, plata y cobre en San Juan.
Ejemplos de este tipo se multiplican. En La Rioja, el gobierno rescindió el contrato que habilitaba a una minera canadiense (Osisko) a obtener oro en Famatina.
A principios de este mes, Minera Santa Cruz, que explota el yacimiento San José-Huevos Verdes (cerca de la localidad de Perito Moreno), despidió a una parte de sus operarios y comunicó su decisión de prescindir de otros en el corto plazo.
En la Patagonia, en tanto, la firma es acusada por los ambientalistas de explotar a valores irrisorios metales preciosos, como el oro y la plata. Al mismo tiempo, es cuestionada por utilizar recursos hídricos del pueblo pese a que dicha población enfrenta graves problemas de falta de agua.
Contexto complicado
La minería atraviesa en la Argentina una serie de embates cruzados que exceden a las decisiones que puedan ser tomadas en el plano local.
Un ejemplo puede ubicarse en la caída que, a nivel global, sufren los metales desde hace poco más de dos años.
De acuerdo con datos de la consultora Abeceb, mientras los costos en dólares no pararon de incrementarse, el precio de los minerales fueron hacia abajo. Como el de la onza de oro, que en los últimos años se derrumbó un 30%. O la cotización de la plata, que se precipitó un 50%.
«Con el cobre está pasando algo parecido. En 2012 la tonelada costaba u$s8.000. Ahora vale un 25% menos. Si a la combinación precios en baja gastos en alza se le suman las complicaciones y trabas para operar en el país, es obvio que las empresas desistan de invertir», expresó a iProfesional un empresario del sector.
En su visión, «si bien es cierto que el contexto internacional no ayuda, también es verdad que el Gobierno se ocupó de intensificar el problema».
Casi ninguna actividad se salva del contexto adverso, salvo la extracción de litio en el Norte del país. En ese sentido, la Argentina -con 3.000 toneladas- se mantiene como el cuarto productor mundial.
Presión tributaria
Otro variable que juega en contra de los proyectos radica en la elevada carga tributaria que recae sobre las empresas del sector, a contramano del desplome en los precios internacionales.
Un comparativo divulgado por el sector arrojó que la presión fiscal es superior a la de otros países del vecindario, como Chile o Perú, en donde sólo se gravan las utilidades.
En los últimos dos años, mientras que la presión fue del orden del 20% en Chile y del 12% en Perú, en la Argentina se ubicó en torno al 40%.
A eso hay que sumarle que en provincias como Jujuy, el propio Estado participa en algunos proyectos de manera asociada, por lo que la renta minera también se ve acotada.
«Hay una apropiación de fondos a través de ese mecanismo. Es una variable que antes no era tenida en cuenta por los privados, pero que obliga a revisar el negocio en momentos de desplomes de precios», comentaron desde Gemera.
Por lo pronto, la minería no ha dejado de aportar suculentos fondos a las administraciones. A modo de ejemplo, en 2014 generó casi $10.000 millones, de los cuales $1.250 millonesquedaron en manos de las provincias y el resto pasó a las arcas de la Nación.
La oposición social
Un aspecto que, en combinación con los anteriores, también explica el freno en actividades como la exploración está en la reticencia que genera la minería a cielo abierto en varias jurisdicciones.
Daniel Montamat, ex secretario de Energía durante el gobierno de Fernando De la Rúa, afirmó que la prohibición de ejercer la megaminería ya alcanza a siete provincias: Chubut, Mendoza, La Pampa, San Luis, Córdoba, Tierra del Fuego y Tucumán.
«Si esa prohibición se extendiera a toda la actividad que está en operación, quedaría afectadoel 70% del producto minero nacional y el 80% de las exportaciones del sector», alertó.
En cifras, esto implicaría dejar de contar con ingresos por más de u$s6.600 millones.
«Se perderían cerca de 20.000 puestos de trabajo. Se frustrarían nuevos emprendimientos que involucran inversiones de capital por más de u$s21.400 millones y divisas por exportaciones adicionales por más de u$s8.000 millones», detalló.
Para Montamat, «si, en cambio, el potencial minero argentino se suma a un proyecto de desarrollo superador de viejas dicotomías, la Argentina puede posicionarse entre los diez primeros productores de oro y plata del mundo, y décimo segundo en cobre».
«El país posee el tercer reservorio mundial de litio (salar del Hombre Muerto) y ya es el cuarto productor luego de Australia, China y Chile. De reactivarse el proyecto Potasio de Río Colorado, agregaría al producto sectorial unos u$s1.000 millones cada año», remarcó.
El especialista también hizo referencia al yacimiento que la brasileña Vale quiere vender a toda costa.
En su visión, no hace más que dejar de manifiesto que la riqueza del suelo es condiciónnecesaria pero no suficiente para que un país tenga una minería pujante que genere empleo y recursos que luego contribuyan a mejorar la calidad de vida de todos sus habitantes.
Fuente: iProfesional