“Siempre venimos esperando que algún día las cosas cambien en la Meseta, pero nos cansamos de esperar”
Lo expresó Raúl Jorge, un vecino de Gastre que trabaja en la actividad minera de Santa Cruz. Sostuvo que los pueblos del interior tienen que dejar de vivir del asistencialismo y tener emprendimientos que otorguen independencia económica a una sociedad totalmente postergada.
Raúl Jorge nació en Gastre pero hace 15 años tuvo que salir a buscar trabajo. Desde los 20 años trabaja en la actividad minera en la provincia de Santa Cruz. Trabaja 14 días y tiene 14 días de franco. El hecho de desempeñarse en otra provincia no impidió dejar su pueblo al que cataloga “su lugar en el mundo”.
En una entrevista concedida al programa “La Voz de la Meseta”, que se emite por LU17 de Puerto Madryn y se replica en otras emisoras, se refirió a la experiencia de vivir en la Meseta y tener que salir a ‘ganarse el pan’. “Yo trabajo en la actividad minera de Santa Cruz hace 15 años. Tengo que viajar para trabajar dos semanas y luego tengo dos semanas de franco. Hago ese sacrificio de dejar mi tierra y mi familia para poder ir a buscar el pan de cada día, y poder crecer”, señaló.
Recalcó que tiene la necesidad de hacer conocer la debilidad de la región de la Meseta Central en cuanto a desarrollo, progreso e independencia económica. “Somos una sociedad muy postergada desde hace muchísimo tiempo. Siempre venimos esperando que algún día las cosas cambien, pero nos cansamos de esperar ese día. Por eso nos empezamos a reunirnos, a charlar el tema para ver qué podemos hacer”, dijo.
Agregó: “Comenzamos armando grupos de WhatsApp, y de ello salió la manifestación que se hizo el pasado 20 de julio. A partir de allí quedamos de acuerdo para poder seguir sumando acciones, surgiendo la marcha del 20 de agosto. Además, tomamos la iniciativa de crear un programa radial en la FM local para sumar más voces”, comentó Jorge.
Terminar con el asistencialismo
Aseguró Raúl que es necesario terminar con el asistencialismo del Gobierno y buscar la independencia económica de la región. “La vida acá en la región es bastante dura, lejos de todo tipo de acceso, tanto de la tecnología como de otra índole. Sin ir más lejos, las rutas y calles del pueblo no están pavimentadas. No tenemos mantenimiento de ningún tipo. La decadencia de hospitales y escuelas es notoria. En época invernal se complica la llegada del equipo de gas para suministrar calefacción a las escuelas, por lo que se suspenden las clases”.
“Todo es difícil -añadió- porque terminamos en el asistencialismo de siempre. Ante cualquier problema terminamos pidiendo ayuda al Gobierno cuando creo que tenemos que tener independencia, un desarrollo propio y responder por nosotros mismos ante cualquier inclemencia. Vivir de la ayuda no está bueno”.
Añadió que la minería puede traer el desarrollo inmediato, generando recursos para producir otras matrices productivas. “Nosotros reclamamos un desarrollo sustentable en la zona, y hoy la única alternativa rápida que tenemos es la minería. En algún momento se hizo un proyecto de piedra laja. Tenemos mucho granito que es una piedra para hacer marmolería, pero no estamos aprovechando nada de eso. Tenemos lugares para sacar áridos; lugares para hacer algún tipo de cultivo, poder mejorar la ganadería, fomentar el turismo, pero nada de eso pareciera ser posible. Se necesita una inversión grande y la alternativa más concreta, rápida y a corto plazo es el desarrollo minero”, manifestó.
Sin embargo, Jorge admitió que la minería “no es la gran solución”, pero “es un gran puntapié para llevar adelante la matriz productiva que necesitamos. No tenemos otra alternativa hoy para poder generar el desarrollo que deseamos”.
Desinterés y miedo
Jorge cuestionó el poco interés de la gente en conocer la actividad. “Está el que quiere trabajar y el que se pone en la postura de negación sin querer obtener información. En Gastre somos seis personas que vamos a trabajar a Santa Cruz pero no recibimos muchas inquietudes. La verdad que es una lástima porque uno que viene de la experiencia minera en distintos sectores, pero no hay interés en profundizar el tema”.
Agregó que “en la sociedad noto un miedo profundo inducido por aquellos grupos que tienen el ímpetu de generar la contrariedad con la actividad minera. La gente tiene el temor de quedarse sin agua, que vamos a contaminar los ríos, etcétera, pero no se asesora. He escuchado comparaciones con otros países y es errónea porque cada país tiene una legislación distinta”.
Explicó que Perito Moreno, la ciudad donde trabaja, era un pueblo similar a Gastre. “Perito Moreno era un pueblo chiquito de alrededor 2 mil habitantes. Hoy es un pueblo de 10 mil habitantes y ha generado una industria importante. Cuando yo comencé había un solo yacimiento, y se fueron acercando más mineras. Hay empresas que se dedican a la construcción civil, a la metalurgia. Alrededor de la minería ha habido más trabajo. Empresas que han crecido mucho y pusieron plantas en distintas ciudades. Y todo ha sido por el impulso que le ha dado la actividad. Esto es buenísimo porque una vez que termine la actividad, porque tiene caducidad, se puede seguir adelante con otras alternativas sin necesidad de asistencialismo”, destacó.
Finalmente, Raúl Jorge aseguró que desde los 20 años que trabaja en la actividad, “y no me arrepiento para nada de la decisión que tomé. Estando adentro uno puede desmitificar muchas cosas”.