Compartimos con ustedes este interesante artículo publicado recientemente por Ricardo N. Alonso, Doctor en Ciencias Geológicas (UNSa-CONICET) en la edición digital del diario El Tribuno de Salta.
Santas patronas de la minería
Existen diferentes advocaciones a la Virgen María y a santas católicas que tienen que ver con la minería. Las más conocidas en esta parte de América son la Virgen del Socavón en Bolivia, Santa Rosa de Lima en Perú, y Santa Bárbara en la mayoría de los países, incluida España. En cada país o región los festejos tienen su propia singularidad y hasta las fechas de las celebraciones suelen ser diferentes. Santa Bárbara fue una joven nacida en el siglo III en Nicomedia, cerca del Bósforo, y que se convirtió al cristianismo a pesar de la férrea oposición de su padre el rey Dióscoro.
Este se puso furioso y luego de mandarla atormentar de la peor manera, rasgando sus carnes con un rastrillo de hierro, flagelarla, colocarla sobre vidrios y cerámicas cortantes, entre otras crueldades, pidió a las autoridades que dicten la pena correspondiente. Esta fue decapitación y el mismo padre pidió ejecutar la condena. La llevaron a una montaña y la espada que hizo rodar la cabeza de la joven virgen atrajo un rayo sobre la humanidad del rey ejecutor que lo electrocutó y lo carbonizó en el acto. Este hecho casual y fortuito sirvió para que se asociara a la joven mártir con el rayo, el fuego, las explosiones y por analogía con las detonaciones de pólvora y explosivos.
De allí que fue adoptada como patrona tanto por los artilleros como por los mineros. La cámara de los barcos que lleva los explosivos se conoce como la santabárbara. Su día se celebra el 4 de diciembre. En Argentina Santa Bárbara se festeja desde la minas de Jujuy (Aguilar, Pirquitas y otras) en el norte del país hasta el yacimiento de carbón de Río Turbio en el extremo austral de la Patagonia, pasando por todas las provincias mineras. Emotivas ceremonias se realizan también en Farallón Negro (Catamarca) y en Sierra Grande (Río Negro).
Los mineros que manejan los explosivos en el interior de la tierra y que se han jubilado sin haber sufrido accidentes son los más fervientes devotos de la «santita» como la llaman. Hay infinidad de casos y anécdotas al respecto. Muchos hacen promesas y peregrinaciones que los convocan año tras año en los lugares en que trabajaron hasta jubilarse o retirarse. En febrero de 2014, visitó al Papa Francisco una comisión de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM) quienes le propusieron la creación de un observatorio minero argentino para fomentar el diálogo entre empresas, trabajadores, organizaciones civiles, representantes de pueblos originarios y de las comunidades donde se asientan los proyectos mineros.
La comitiva estuvo encabezada por su presidente el Dr. Martín Dedeu y según se anunció a la prensa «se aprovechó la oportunidad para solicitar al Sumo Pontífice la bendición para una imagen de la «Patrona de los Mineros», Santa Bárbara, que fue realizada especialmente por la artista plástica Patricia Gardella, con el objeto de llevar, a través de la imagen religiosa, esa bendición a todos los establecimientos mineros argentinos, en los que se entronizará a lo largo de 2014″. Es interesante señalar también que «El pozo María Luisa» es la canción a Santa Bárbara de los mineros de Asturias y prácticamente el himno minero de España. Otra advocación interesante de la Virgen María tiene que ver con Nuestra Señora de la Candelaria que se venera en la ciudad de Oruro (Bolivia) y que es ampliamente conocida como la Virgen del Socavón.
Fueron los padres Agustinos que llegaron desde España en 1559 con la misión de evangelizar el Altiplano boliviano quienes trajeron la devoción por la Virgen de la Candelaria. Hacía fines del siglo XVI ya se tienen las primeras representaciones y comienza a ser venerada por ese pueblo de economía esencialmente minera. Los mineros le piden que no les falte metal en los socavones, que los beneficie con su riqueza y que los proteja del peligro del mundo subterráneo. Lo curioso es que cuando bajan a los socavones hacen el mismo pedido al diablo, a los duendes de la mina o al zupay, con lo cual se genera un singular sincretismo: rezan a Dios en la superficie y al diablo en las profundidades.
La veneración por la Virgen del Socavón es de un fervor sorprendente. Cada año se celebra el sábado de carnaval y es visitada por más de 40.000 bailarines que vienen peregrinando desde cinco kilómetros con sus hermosos trajes multicolores y cuando pasan frente a la virgen lo hacen arrodillados y en verdadera unción. En 2001 la Unesco reconoció esta fiesta de color, fe y devoción como «Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad». También es interesante rescatar el caso de Santa Rosa de Lima, proclamada patrona de la minería del Perú por el papa Juan Pablo II en 1996. Precisamente al conmemorarse ese año el centenario de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo del Perú, se le pidió al Papa que declarase a la «Santa Patrona de América» como patrona de la minería y que pusiera a esa importante actividad de la economía nacional bajo su protección.
Una placa de mármol ónix fechada el 20 de abril de 1996 recuerda ese hecho histórico para los mineros peruanos. Recordemos que esta mujer, que fuera la primera santa de América, se llamaba Isabel Flores de Oliva (1586-1617) y fue una mística terciaria de la orden de los dominicos que murió a los 31 años de edad y fue canonizada por el papa Clemente X en 1671. Su nombre está repetido en miles de provincias, ciudades, pueblos, calles y colegios de América y es patrona de numerosos países, instituciones y universidades, y su imagen se encuentra en cientos de iglesias.
En nuestro país fue proclamada en 1816 como «Patrona de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata» por decisión del Congreso de Tucumán. Un pueblo de fuerte raigambre minera de la Puna Argentina lleva su nombre: Santa Rosa de los Pastos Grandes. Su festividad es el 30 de agosto y el fenómeno meteorológico que se produce en el cono sur hacia fines de agosto o primeros días de septiembre toma su nombre como «tormenta de Santa Rosa». Se cuenta que en vida de Santa Rosa los holandeses atacaron Lima y ella se refugió en la iglesia a rezar y a proteger las imágenes religiosas. Deben haber sido efectivos esos rezos porque además de una fuerte tormenta, el corsario que capitaneaba el barco murió en la borda obligando a los piratas a retirarse.
Se han escrito más de 400 biografías sobre esta mujer cuyo mayor mérito fue la perseverancia, firmeza, paciencia, su vida ascética y su dedicación a los pobres y enfermos, a quienes atendía en una de las habitaciones de su casa. Rayos y dinamita, vírgenes y santas, diablos y duendes, son parte del combo sincrético que protege a los mineros según sus creencias y advocaciones varias.
Visto en El Tribuno