Mitos y verdades sobre los glaciares y la minería
El Colegio Argentino de Ingenieros de Minas (CADIM) organizó hace un tiempo la disertación sobre «Ambientes glacial y periglacial en los Andes Secos: Significancia Hidrológica», a cargo de los expertos Matthias Jakob (Alemania) y Pablo Wainstein (Chile), quienes afirmaron que la actividad industrial o minera en zonas cordilleranas sólo impacta cuando hay glaciares descubiertos.
Jakob y Wainstein, que han analizado recursos y su relación con proyectos de oil&gas y minería en 60 países, coincidieron en la necesidad de contar con un inventario acabado de los glaciares y su entorno, aunque eludieron calificaciones sobre la flamante legislación argentina al respecto.
Según los científicos, la actividad industrial o minera en zonas cordilleranas sólo impacta cuando hay glaciares descubiertos, porque los glaciares de escombro no son «una importante reserva hídrica». Jackob aseguró que «no hay datos científicos que soporten la hipótesis de que los glaciares de escombros (cubiertos por capas de detritos y arena) tengan una súper reserva hídrica. Si los hay, me gustaría verlos».
Ambos expertos coincidieron en que la retracción que están sufriendo los glaciares actualmente es un fenómeno mundial por efecto del calentamiento global y los denominados «gases invernadero», y no por actividades humanas localizadas en zonas puntuales. «Si hay menos nieve, habrá menos caudal de agua en los ríos en el verano, que es cuando se necesita. Hay desafíos fuertes que se vienen», señaló Jakob. Respecto a la utilidad de contar en el país con una Ley de Protección de glaciares, el experto alemán dijo que es un tema político, agregó que le parece «buena idea» proteger glaciares descubiertos, pero destacó que «no existe una ley de este tipo en otros países. En los otros países tienen leyes que se comportan con la disponibilidad del agua, o sea, les dicen a los proyectos mineros que deben mantener el volumen de agua y también la calidad, no protegen el caudal lo que introduce mayor flexibilidad’. Por su parte, el especialist chileno Wainstein expresó que «El enfoque predominante en el mundo es preservar el volumen y calidad de agua y no preocuparse tanto de las geoformas. Proteger los glaciares descubiertos no es mala idea, con glaciares de escombro no hay que ser tan cuidadoso.»
Es importante destacar que los glaciares de escombros (también llamados de roca), que son indicativos del ambiente periglacial, no aportan o su aporte es insignificante para las cuencas hídricas en que se encuentran. Por ejemplo: a 80 km de una cuenca de 480 has, en la que se estimaron 260 has con glaciares de roca, su contribución es de 0,001 litro/segundo. En línea con esto, el costoso inventario del ambiente periglaciar (debe perforarse con diamantinas especiales y medir temperaturas -0ºC durante 2 años), podría ser inútil a los efectos de su pretendida importancia hídrica, ya que la ciencia concluye desde hace algunas décadas que el aporte hídrico de la degradación de estas geo-formas es insignificante (la mayoría tarda entre 80 y 200 años en hacerlo, de ahí su escasa contribución). El valor hídrico significativo está, según ambos reconocidos académicos, sólo en los descubiertos.
Sobre los expertos:
Matthias Jakob (BGC Ingeniería, Canadá) es experto en geoamenazas y en los flujos de detritos y su interacción con obras de ingeniería en diversos ambientes. Doctorado y Magister en la Universidad de British Columbia, especialista en Glaciares de Escombros en el Himalaya. Ha recibido premios por su aporte al conocimiento de las geociencias a las geoamenazas.
Pablo Wainstein (BGC Ingeniería, Canadá) es experto en la interacción hidrológica de glaciares y permafrost en el Ártico Canadiense, Alaska y los Andes. Doctorado en la Universidad de Calgary y Magister en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha sido premiado por trabajos sobre hidrología en ambientes fríos. Trabaja en proyectos de ingeniería en los Andes de Chile y Argentina.