Minería y globalización
El desarrollo de la minería en la Argentina ha sufrido las malas políticas del último gobierno. El desafío es aprovechar las posibilidades que brinda un mundo globalizado.
Los minerales deben ser explotados en su realidad espacio-tiempo para generar riqueza genuina para las naciones. Sacar la riqueza a la superficie da valor, dejarla enterrada significa empobrecerse.
Los grandes estadistas de nuestro país lo vieron muy claro. Los ingleses generaron mucho valor de sus cuencas carboníferas con la revolución industrial. Hoy ese carbón ya no vale lo mismo. Igual que los suecos con el hierro. O los chilenos con los nitratos. Aprovecharon el mineral antes de que perdiera su valor sea por sustitución, caso de los nitratos artificiales; o por el cambio de paradigmas en su aprovechamiento. Jujuy, junto con Salta y Catamarca tienen boratos.
Brasil no tiene ni un kilogramo, pero sí tiene las grandes plantas de consumo. Esta asimetría genera valor si es aprovechada correctamente. La falta de infraestructura vuelve poco competitivos a nuestros yacimientos y es más barato para los brasileños traerlos por mar desde los grandes depósitos de Turquía, que es el primer productor mundial.
Eso es globalización. O como ocurre con los chinos que manejan el 90% de las Tierras Raras del planeta. Todo lo tecnológico informático depende de esas tierras raras (celulares, tablets, computadoras, etcétera). Si China cierra el grifo hay un problema serio. Esto prueba que no hay argumentos lineales. Que se terminó la época de los grandes stocks con fines estratégicos. Corea del Sur no tiene ni un kilogramo de hierro y es una potencia siderúrgica mundial. Su lema es «los recursos son limitados, la creatividad es ilimitada». La Argentina tiene Vaca Muerta el segundo depósito de gas y el cuarto de petróleo no convencional a nivel mundial. Pero con el precio del barril a menos de 30 dólares se torna en no competitivo. El mundo necesita minerales y se los compra al que esté en mejores condiciones de ofrecerle calidad, cantidad, continuidad y mejor precio.
No somos el centro del mundo. La globalización obliga a ser competitivos. Un caso concreto lo constituye la remineralización de los suelos. La minería y el agro son actividades diferentes con puntos en común. Los cultivos son renovables y los minerales se agotan. Una planta de soja es una pequeña factoría que extrae nutrientes del suelo. Esos nutrientes son minerales. Un 5% de los granos son elementos químicos provenientes de los suelos que hay que reponerlos con los agrominerales. En 100 millones de toneladas de granos hay 5 millones de toneladas de minerales que hay que restablecer. Calizas, yeso, dolomitas, azufre, hierro, manganeso, boro, turbas, fósforo, potasio, nitrógeno y unos 30 elementos químicos más en carácter de oligoelementos forman parte de los procesos de remineralización de los suelos. Si agoto los suelos, agoto la capacidad de estos suelos de producir granos. Un país con matriz agro-
ganadera como el nuestro, capaz de producir alimentos para 400 millones de habitantes, debe necesariamente buscar de suplir todos esos minerales. Lo que se importa significa drenaje de divisas. La ecuación cierra mejor cuanto más divisas entran por nuestras exportaciones y cuando solo traemos todo lo que sea necesario para producir. En un mundo globalizado si vendemos tenemos que comprar. Y la minería, ni nada escapa a este fenómeno. La minería requiere de plazos que trascienden a varios gobiernos. Por eso la sabia ley de la Asamblea del año XIII un 7 de mayo, que desde entonces se festeja como el día de la minería. Y por eso la minería tiene un código de fondo desde el siglo XIX. No se puede tomar de rehenes a las actividades productivas, recargándolas de trabas e impuestos que las tornan no competitivas. Que es lo que lamentablemente ha estado pasando. Ha sufrido las malas políticas nacionales del último gobierno con el cepo cambiario, la restricción a importaciones y exportaciones, la imposibilidad de girar utilidades, retenciones, y un largo etcétera. Las inversiones hay que ganarlas día a día. Las provincias del norte argentino tienen minerales parecidos a los países vecinos y hay que mostrar seguridad y estabilidad jurídica para atraer esas inversiones primero a la Argentina y luego a las distintas provincias. El inversor tiene que ver un clima de reglas de juego claras. En caso contrario están nuestros vecinos Chile, Perú o Brasil que se han encargado de captar inversiones multibillonarias que nosotros perdimos. Los pasos dados por el nuevo gobierno central en el sentido de destrabar el dólar, acomodar la balanza de pagos, eliminar trabas y retenciones apuntan en esa dirección. Las inversiones mineras requieren la inversión de enormes capitales tanto en la exploración de riesgo para definir la factibilidad económica de un yacimiento y luego para proceder a su explotación y plantas de concentración. Los grandes proyectos de pórfidos de cobre-oro actualmente demandan inversiones de 3 a 5 billones de dólares cada uno. Esa plata ingresa directamente al país y se vuelca en toda clase de industrias metalmecánicas, servicios, campamentos, catering, vestimenta, comunicaciones, etc. Muchas veces las minas al estar en regiones aisladas llevan hasta allí rutas, gasoductos, vías férreas, líneas eléctricas de alta tensión, sistemas de comunicación satelital, internet, que benefician a todos los poblados que están a decenas de kilómetros de ellas. Por cada puesto minero de trabajo directo hay ente 8 y 10 puestos de trabajo indirecto, lo que habla del impacto de la actividad, mucho mayor que cualquier otra. Las empresas pagan absolutamente todos los impuestos llámese IVA, ganancias, impuesto al cheque y a las transferencias, impuestos municipales, provinciales y nacionales, canon minero, entre otros. A ello debe sumarse el valor de 3% en boca mina es lo que se paga de regalías a las provincias que son las dueñas del recurso por la Constitución de 1994. La ley de inversiones mineras da algunas ventajas importantes por la importancia y magnitud de las inversiones, la amortización, la importación de vehículos y equipos, etcétera. También hay retenciones a las exportaciones que en algunos casos son discrecionales y están en controversia. Si se suma la regalía más toda la carga impositiva que tiene una empresa minera vemos que es una cifra enorme y el doble de las de otras actividades económicas. Por su parte el recurso humano está. El norte argentino tiene profesionales brillantes en el campo de la minería. Es más exporta geólogos y mineros a las grandes minas de San Juan, Santa Cruz, entre ellas Río Turbio, y muchas más. Tiene unas muy bien acreditadas carreras de Ingeniería de Minas y Geología con profesionales altamente calificados, muchos de ellos provenientes de actividades productivas con largas experiencias y sólidas fojas de servicios. Tiene carreras de Técnicos en Minería, Técnicos en Perforaciones e ingenierías relativas. Bibliotecas mineras entre las mejores del país. Direcciones de minería con profesionales capacitados. Cámaras de la minería y cámaras de proveedores mineros con ingenieros, geólogos y otros profesionales muy activos en su campo. El recurso humano formado y en formación puede afrontar los desafíos del desarrollo de las viejas y nuevas fronteras de aprovechamientos minerales, entre ellos los salares, el litio, los agrominerales, minerales metalíferos, no metalíferos, ferrosos, no ferrosos, industriales, nucleares, rocas de aplicación, áridos, arcillas, materiales volcánicos y tantos otros productos escondidos en las montañas andinas.
Fuente: El Tribuno