Los secretos de la tierra
En busca de carbón, oro o piedras preciosas, el hombre cavó túneles en las montañas, que hoy pueden recorrerse con el turismo minero. Y en las cavernas talladas por el tiempo y el agua sobre las rocas, se abre la espeleología como nueva pasión aventurera.
Parquineros que buscan pepitas de oro. Antiguos socavones donde el hombre explotó la extracción de plata, carbón, piedras semipreciosas o hierro. Las entrañas de la tierra que dieron lo más valioso para el explorador. O por el contrario, cavernas donde el agua y millones de millones de años dieron forma a los minerales y sus habitantes, seres casi imperceptibles que atrapan a los espeleólogos. Las opciones creadas por el hombre o por la naturaleza son pasión de multitudes. Los viajes hacia el corazón de la tierra han sido eje en los cuentos y novelas de la antigüedad y hasta hoy en los debates mas afiebrados.
A la geóloga Graciela Argüello, su pasión por los minerales y las rocas la llevó a dar clases en la Universidad de Rio Cuarto. La especialista reconoce que sumergirse como hizo en la mina Huemul, de explotación de Uranio (en Malargüe, Mendoza): “En la cota cien, cuando hay que pasar por un espacio muy pequeño, me dió un poquito de sensación de asfixia. Vas muy justito, muy apretadito” recordó. Con respecto al turismo minero y la espeleología, cree que hay que profundizar los controles: “Existe en muchos casos la legislación, y quizás lo que hace falta es que se cumpla”.
Las diferentes alternativas que ofrece el territorio argentino abarca desde lo que fuera Altos Hornos Zapla, la mayor explotación siderúrgica del continente, en el corazón de la yunga en Jujuy, y que le otorgó el nombre de Capital de la Minería a la ciudad de Palpalá. También en la mina La Mejicana en el cordón del Famatina, en La Rioja, y la de carbón mineral en Rio Turbio, en Santa Cruz, y hasta las Minas de Wanda en Misiones, de donde se extraen piedras semipreciosas, convocan a curiosos de todas las latitudes.
Rebeca Quispe Guzmán es la encargada de Cielos de Zapla, la empresa que tiene la concesión para explotar el complejo donde funcionó el yacimiento ferrífero, en las Sierras de Zapla, en plena yunga jujeña. La explotación comenzó en 1942 y fue el hito del nacimiento de la Siderurgia Nacional en 1945 con la construcción del primer horno de fundición.
Desde que dejó de producir, en la década del 90, los habitantes de Palpalá debieron reconvertir la actividad y su vida cotidiana. Los números que muestra el censo de 1991 dicen que la población de la mina 9 era de 339 habitantes, entre profesionales, técnicos y oprearios, con 172 viviendas. Un pueblo entero. Es la región de mayor concentración de volcanes en el mundo, y alberga hasta 90 cavernas de las cuales muy pocas han sido investigadas. “El25% de las cavernas de todo el país se encuentran aquí” explica el secretario de la Federación Argentina de Espeleología, Guillermo Benedetto.
Para Benedetto, la zona que comprende el norte de Neuquén y hasta el oeste de La Pampa, incluyendo el sur mendocino, pertenece a una unidad geológica, la “cuenca neuquina” y clasifica entre las cavernas formadas por los ríos de lava y las construidas por la erosión y filtración de agua. Las rocas de Las Cavernas y las Brujas se formaron en el fondo del mar. Después de los dinosaurios y cuando surge la Cordillera de los Andes, el fondo del mar quedó a la vista” explica Benedetto.
Pero lo más curioso y por lo cual las medidas de prevención son al detalle es que “dentro de las cuevas hay minerales y fauna endémica. A veces son testigos del pasado. En Neuquén (Chos Malal y Las Lajas) hay unos bichitos que habitan en cuevas de Nueva Zelanda. Que a su vez, están emparentados con unos que habitaron el continente de Gondwana”. Viven en la oscuridad y se los llama troglobios (troglo, caverna y bios, vida), en la Argentina hay cientos y en el mundo miles” dice Benedetto, que subraya el cuidado con el que hay que tratar el tema y las visitas a las cavernas, donde sin saber podemos destruir miles de años que le costó construir la vida a un pequeño ser. Hay tratados, documentos e investigaciones, Congresos y curiosos. Lo cierto es que el corazón de la tierra guarda secretos de naturaleza infinita, como un viaje hacia las entrañas de la vida.
Fuente: Revista El Federal