La integración entre minería y agro llegó con biomasa a una calera sanjuanina
En la provincia investigaron y resolvieron el uso de residuos de la vid y olivos para los hornos. Sibelco comenzará este año trabajando con dos productores grandes.
La integración entre minería y agro llegó con biomasa a una calera sanjuanina
ECONOMIA
El objetivo de la empresa era lograr mayor eficiencia en el proceso energético para la producción de cales. En Sibelco, que en San Juan es propietaria de cuatro grandes caleras, decidieron investigar con desechos de la agricultura local y los resultados fueron sorprendentes.
Esta novedad fue informada por Jorge Dávila, Gerente de Compras y Almacenes de la firma belga Sibelco Group, durante un encuentro de fin de año organizado por la Cámara Minera de San Juan con periodistas locales, en el marco de un nuevo ciclo que la Cámara ha llamado «Historias compartidas».
“Realizamos investigación de biomasa en San Juan con profesionales sanjuaninos, pero lo más interesante es que surgió a partir de ideas de sanjuaninos para un producto sanjuanino que afuera es reconocido por la calidad, porque tenemos la suerte detener los mejores yacimientos de piedra caliza de San Juan, los de mayor pureza. Pero esa piedra no podría salir si no fuera por gente que entiende de proceso y logra el producto final”, explicó Jorge Dávila.
“Para el 2019 ya tenemos presupuestado trabajar de esa manera, y no es una cuestión ambiental solamente, también es una cuestión económica porque tiene un menor costo y eso nos hace más competitivos», Jorge Dávila
Gracias a los resultados de las pruebas realizadas con residuos de la vid y del olivo, este 2019 la empresa trabajará con productores a quienes comprarán esos desechos para usar como combustible en los hornos caleros.
“Para el 2019 ya tenemos presupuestado trabajar de esa manera, y no es una cuestión ambiental solamente, también es una cuestión económica porque tiene un menor costo y eso nos hace más competitivos y nos permite mantener las fuentes de trabajo. Tenemos 330 trabajadores en forma directa y unos 1.000 indirectos, es decir que tenemos impacto sobre 1.000 familias, entonces es muy importante la remediación, pero también la inserción en la comunidad”, dijo Dávila.
Este año ya tienen cerrado el acuerdo para usar los desechos de dos productores grandes a quienes comprarán sus orujos. La calera asume el costo operativo y será quien busque y retire los residuos de las fincas para llevarlos a las plantas donde se van a usar. Habrá un pago para el productor, casi simbólico, ya que el costo de la logística es alto. “En realidad el productor debe deshacerse de esos desechos y debería pagar para que lo saquen de su predio y que una empresa haga la disposición final. Acá no tiene que pagar, al contrario, se lo pagamos y lo vamos a buscar nosotros. Estamos viendo qué pequeño reconocimiento se le hace al productor, siempre bajo ciertas condiciones, porque incorporamos el concepto de que el productor debe cumplir normas de seguridad medioambientales, tener su personal en blanco, es decir que hay un estudio del proveedor para que el beneficio sea también para la gente”, explicó.
El año pasado se realizaron pruebas con unas 100 toneladas de biomasa, pero la empresa necesitaría unas 1.000 toneladas, cifra para la que hay que ajustar la disponibilidad, logística, almacenamiento de los desechos de la industria olivícola. Esa cifra alcanzaría para unos 4 meses y sumando a la industria vitivinícola se podría llegar a sumar unos 3 meses más de producción, con lo que tendrían cubiertos entre 6 y 7 meses de los 12 meses del año. Mientras tanto, avanzan la negociación con un tercer productor con el cual podrían completar el cupo, pero a futuro se podrán seguir incorporando productores.
El uso de esta biomasa en los hornos caleros se hará junto con el carbón, pero al ingresar menos carbón al horno el ahorro será de un 30 % a 40 % en ese combustible, cuando la tonelada de carbón residual cuesta 179 dólares.
Dávila contó que hay residuos del agro más eficientes que otros, el orujo de la uva es más calórico para biomasa, al igual que el carozo de aceituna. “Debe tener suficiente poder calorífico para que me permita reemplazar parte del combustible original que no uso”.
Sibelco está produciendo en San Juan 400.000 toneladas de cal por año y si se considera otros productos, la firma llega a las 800.000 toneladas por año en las cuatro plantas que tiene en la provincia. El grueso de sus exportaciones va a Chile, lo que significa unos 50 camiones por día.
“Lo que nosotros creíamos que teníamos que lograr era la integración entre minería y agricultura y al principio era como un cuento. Sabíamos que parte de nuestros productos tienen un uso en la agricultura, pero faltaba la pata al revés, integrar lo que el agro no utiliza para incorporarlo a esta empresa. Ahí fue cuando empezamos a estudiar el tema de los desechos, primero el desecho que se propuso fue el de otra actividad agrícola de afuera de San Juan, y recibimos el primer ‘no’ internamente, desde casa matriz nos dijeron que nuestra obligación es remediar localmente parte del daño que está haciendo con la extracción. Entonces redoblamos esfuerzos y pusimos a la gente a pensar y así fue como surgieron alternativas de calcinación por medio de desechos de industrias locales”, contó Dávila.
Y agregó: “Este es el concepto de ganar – ganar, la economía verde donde tu desecho es mi combustible y mi producto es utilizable para vos, eso es lo que tenemos que incorporar”.
Publicado en Tiempo de San Juan el 03/01/2019