La escuela de Salar Pocitos, en la Puna salteña, volvió a recibir alumnos gracias al impulso que genera el litio
VOLVER A VIVIR. Las risas de los niños volvieron a resonar entre los cerros de la inmensidad puneña, tras la reapertura de una escuela que estuvo cerrada cuatro años
Hasta hace poco tiempo Salar Pocitos, en plena Puna salteña, era la imagen más nítida del abandono y las esperanzas derrumbadas por el tiempo y el óxido que, en una asombrosa combinación, destruyeron la enorme estructura ferroviaria, junto con los sueños de la mayoría de sus habitantes.
La estación de trenes del lugar, que actualmente se encuentra sin operaciones, forma parte del mítico Ramal C-14 del Ferrocarril Belgrano, punto de acceso a históricos emprendimientos mineros de la región, como La Casualidad o Lindero. Allí también se concentraba toda la actividad logística para el desarrollo de otras zonas, como Tolar Grande, dentro de esa enormidad de paisaje mineral.
Hasta hace unos 4 años la escuelita 7 de Mayo de Salar Pocitos daba cobertura educativa primaria a un puñado de niños (ocho en total), quienes junto a sus familias luchaban en una guerra desigual contra el olvido y resistían la sombra acechante de la migración, como única salida en busca de una oportunidad para mejorar su calidad de vida.
Sin dudas en Salar Pocitos no sobran los habitantes. Su población actual apenas llega al centenar de personas. Pero cada sonrisa de un niño en esa inmensidad es una señal inequívoca de que algo está cambiando. La gente está volviendo; hay trabajo y los chicos retoman posiciones dentro del aula para seguir apostando por el lugar, por su gente y su cultura.
De aquellos ocho niños que ocupaban los espacios de la escuela primaria, hoy se cuentan 22 en la nueva matrícula. La otra buena noticia es que desde el lunes también retomó sus actividades el colegio secundario, con otros 10 chicos que ya no tendrán que viajar a San Antonio de los Cobres para avanzar con su formación educativa.
Salar Pocitos, a casi 3.700 metros sobre el nivel del mar y a 110 kilómetros de San Antonio de los Cobres, fue el punto de una emotiva ceremonia de lanzamiento del ciclo de las escuelas con régimen de verano.
Otros 19 establecimientos de diferentes parajes de los departamentos de Los Andes, San Carlos y La Poma replicarán el método para evitar las inclemencias del invierno en esas alejadas zonas. Las clases se iniciaron el lunes y terminarán el 31 de mayo del 2023.
El acto contó con la participación de autoridades provinciales, municipales y legisladores del departamento y fue la oportunidad para coronar una acción de responsabilidad que una minera lleva a cabo a través de las mesas sociales con la comunidad. Se trata de Posco Argentina Sau, una de las empresas que desarrolla proyectos de litio en la zona del Salar del Hombre Muerto, en el límite con Catamarca.
Para la ocasión llegó al lugar KwangBok Kim, presidente de Posco Argentina, quien inauguró las dos aulas totalmente equipadas que la empresa donó a la comunidad y destacó que «la educación es un compromiso de todos». Kim agradeció también a la comunidad por la confianza depositada en la compañía y se comprometió a seguir ayudando al desarrollo y la educación de los chicos de la región.
Angélica Corbalán, la directora del establecimiento, destacó que “indudablemente el sector minero puede hacer la diferencia a favor de los más vulnerables” y resaltó que “las aulas inauguradas son las herramientas para convertir a los alumnos en auténticas personas de bien”
A su turno, la secretaria de Gestión Educativa, Adriana Saravia, se manifestó a favor de que acciones como esta se repliquen en cada rincón de la provincia, donde la educación de los chicos sea “un compromiso colectivo de todos los sectores”. /El Tribuno Salta
Publicado en Contexto Tucumán el 23/08/2022