La arena, un tesoro industrial
La singular composición de este material puede convertirlo en un valioso insumo para una industria clave para la Argentina: los hidrocarburos no convencionales.
La arena es uno de los materiales más comunes de la naturaleza y a la vez uno de los más extraños y singulares. Podemos levantar la arena, observarla, analizar sus granos e incluso jugar con ella en ríos, playas, médanos, dunas y otros ambientes. Juan José Coll, poeta cafayateño, en su romance del viento la describe metafórica y acertadamente como «polvo de roca y de tiempo». La arena es un material geológico distribuido en todo el planeta y el segundo más abundante después de las arcillas.
La arena se define y se diferencia por el tamaño de sus granos, o sea su granulometría. Se encuentra delimitada por el limo que es una mezcla de arena muy fina mezclada con arcilla y por la gravilla que es una arena muy gruesa. Así se considera como arena al material con una granulometría entre un 16 avo de milímetro y 2 milímetros.
Su composición en cambio puede ser variable. Las arenas más comunes y universales son las compuestas por granos de cuarzo. Sin embargo, la mayoría de las playas blancas del Caribe están compuestas por arenas de carbonato de calcio procedente de la destrucción de conchillas marinas y corales a causa del oleaje. Ese fondo blanco es lo que da el color turquesa a las aguas.
También son famosas las gipsarenitas, arenas formadas por granos de yeso transparente (selenita) que conforman extensos campos de dunas blancas en New Mexico (USA), conocidas como las «White Sands». Estos campos son claramente visibles desde el espacio. Algo similar ocurre con el lago Erye en Australia.
Las arenas negras («Black Sands»), típicas de la costa atlántica bonaerense (Necochea, San Borombom), tienen abundante magnetita en su composición. Igual que titanio, razón por la cual se las conoce como arenas ferro-titaníferas.
Las arenas pueden ser así portadoras de minerales valiosos por su uso industrial e incluso muy valiosos en el caso de las gemas y los metales preciosos. Arenas con pepitas de oro, platino, diamantes, rubíes, zafiros, ocurren en ciertos ríos, playas marinas y dunas de numerosas geografías.
En la Puna de Jujuy son comunes las arenas con oro y en un caso de oro y zafiros (Orosmayo).
También algunas playas marinas tienen elevadas concentraciones de zircones y monacitas, este último un mineral de tierras raras. Los zircones en las arenas tienen un extraordinario valor como «relojes atómicos» ya que conservan guardada la memoria desde el mismo momento en que se formaron. Se han encontrado zircones cuya edad se remonta a 4.200 millones de años y son, por tanto, los minerales terrestres más antiguos determinados.
Las arenas son un increíble reservorio de información geológica y una de las ayudas fundamentales para obtener información del reciclaje de las rocas a lo largo del tiempo profundo.
Las arenas contienen, además, numerosos minerales pesados y cuando estos alcanzan concentraciones que los vuelven de valor económico se las llama placeres.
Las arenas de cuarzo de alta pureza se utilizan para la fabricación del vidrio incoloro y transparente. No aceptan el hierro como contaminante. Los vidrios verdes y caramelo no tienen ese problema.
Dijimos que la arena es un material singular y esa singularidad radica en sus propiedades físicas. De lejos semeja un sólido. Cuando tomamos arena seca en la mano y abrimos los dedos esta se escurre como si fuera un fluido. Si la mojamos la convertimos en un sólido que podemos amasar e incluso moldear como se hace con las esculturas de arena o los castillos de los niños en la playa. Pero si la mojamos hasta sobrepasar el límite de liquidez que mantiene unidos a los granos, vuelve a fluir entre los dedos como un líquido pastoso. También es interesante señalar el movimiento en cascada que se produce en la cara de sotavento de las dunas. Incluso algunas de ellas generan una misteriosa musicalidad (Huancar de Abra Pampa, Jujuy).
Cuando se observan las arenas con una lupa de buen aumento se puede apreciar la redondez, esfericidad o angularidad de los granos. La composición y forma de los granos da información importante sobre su origen y distancia de transporte. Los ríos generalmente muestran arenas angulosas mientras que las dunas tienen granos bien redondeados.
Los granos de arena provienen del trabajo de meteorización y erosión que producen en el relieve las aguas, el viento, los hielos y la biota. Las rocas destruidas son transportadas por la gravedad y arrastradas por las aguas que las golpetean incesantemente durante miles a decenas de miles de años e incluso más, hasta reducirlas en tamaño desde cantos rodados hasta arenas de distintos tamaños. Arenas maduras y bien seleccionadas son aquellas donde permanece casi exclusivamente el cuarzo limpio en granos bien redondeados y de una sola granulometría. En general las arenas comunes muestran una marcada impureza y mezcla con limos y arcillas.
Las arenas viajan por los ríos hasta llegar al mar. También son secuestradas por los vientos que forman dunas en el interior del continente o médanos a las orillas del mar.
Las arenas pueden ser finalmente enterradas y comenzar un proceso diagenético de litificación que las va a convertir en rocas llamadas areniscas. Las arenas de cuarzo se convierten en cuarcitas y así a las cuarcitas y areniscas las encontramos en numerosas formaciones rocosas a lo largo de los sucesivos períodos geológicos.
Cuando las arenas enterradas conservan su porosidad y permeabilidad son una fuente importante de reservorios de agua dulce (acuíferos) o de hidrocarburos (petróleo y gas).
Las arenas tienen múltiples usos en la construcción de casas y edificios, en moldes metalúrgicos, en filtros de pozos de agua, lechos filtrantes para aguas limpias o servidas, y actualmente en las técnicas de fracturamiento hidráulico («fracking») para la explotación de los hidrocarburos no convencionales. Es en esta industria donde comparte un futuro promisorio con la baritina, el mineral blanco que abunda en la puna salteña y jujeña y que presenté la semana pasada. Ambas pueden convertirse en valiosos insumos para el repunte de la industria hidrocarburífera en la Argentina a partir de los yacimientos no convencionales como el de Vaca Muerta (en Neuquén y Mendoza ) y los de la cuenca noroeste en Salta y Jujuy, a los que apuesta el país para recuperar su autoabastecimiento energético hacia fines de esta década.
Fuente El Tribuno