El hotel cubierto de cobre
Cuprum, tal es el nombre del hotel, tiene la particularidad de estar recubierto en cobre, lo que le permite cambiar de color su fachada durante las diferentes horas del día. Durante la mañana, refleja los rayos del sol, y durante la noche cambia su cara con las luces artificiales de la ciudad. Este hotel es único en su estilo y se transformó en una de las atracciones turísticas más importantes de Santa Rosa.
Cuprum deriva del griego Kupros, el nombre real de la isla de Chipre, donde originalmente se descubrió la existencia del cobre. Pero el cobre no está solamente presente en el nombre del edificio: la utilización de planchas de este metal en el exterior logró aumentar la durabilidad de la construcción y bajar los costos de mantenimiento de la misma. Eduardo Necol, el arquitecto que construyó el hotel, explicó: “Elegimos el material por varias razones, en primer lugar necesitábamos tener una fachada que perdurara en el tiempo, con bajo o nulo mantenimiento, en segundo, buscábamos algo que se distinguiera dentro de la oferta existente en la ciudad hasta el momento”.
El hecho de utilizar cobre en láminas es relevante porque indica que este material, en esta aleación, es ideal dada su ductilidad y maleabilidad. El color del cobre fue mantenido porque, con el correr del tiempo, el metal pasa de su color rojizo a un verde esmeralda. Como afirma Necol, “quisimos mantener el color inicial en el tiempo, por lo tanto fue pulido y laqueado con bicapa trasparente, evitando la reacción del material a los agentes atmosféricos. Este material de fachada, combinado con toques de acero inoxidable, cerámico, vidrio y mármol, se trabajó como una piel envolvente con una cámara de aire que aísla la mampostería, protegiéndola”.
La novedad de Cuprum, esperamos, será solamente la puerta de entrada para que otros emprendimientos en arquitectura comiencen a usar un metal como el cobre, caracterizado por su resistencia y bajo mantenimiento. Otras de las características que lo vuelven ideal para la arquitectura es su característica inoxidable, no pierde moléculas y se autoprotege con capas de sales verdes (lo que le da su tonalidad con el tiempo). Estos beneficios son sólo el comienzo de lo que se puede hacer con los metales en la arquitectura.