De Hungría a Antofagasta de la Sierra: la historia de un hombre y su amor por los minerales.
Zoltan Czekus es oriundo de Hungría; llegó a la Argentina a fines de la década del ‘40 huyendo junto a sus padres de la guerra que en esos momentos atravesaba Europa.
Así arribaron a Buenos Aires, donde Czekus vivió toda su etapa de estudiante y logró recibirse de docente. Una vez llegado el momento de ejercer su carrera, decidió emprender viaje hacia Catamarca. Una vez jubilado y en busca de un lugar aislado e invadido de riquezas minerales, decidió plantar raíces en Antofagasta de la Sierra, para empezar a desarrollarse como artesano, realizando diversos trabajos sobre piedras.
En la actualidad y luego de incursionar en el estudio de los distintos tipos de rocas con los que cuenta la riqueza mineral catamarqueña, montó un museo minerológico en su propia casa, donde cada visitante puede encontrar alrededor de 1.500 ejemplares.
En este lugar tuve la oportunidad de encontrar mucho material para mi museo y para trabajar asegura desde su casa de Antofagasta.
Zoltan cuenta que el museo persigue el objetivo de mostrar el potencial minero y las riquezas minerales que hay en Catamarca, porque si analizamos bien, la mayoría de los museos son arqueológicos o históricos, y de minerales no tenemos. Entonces esa fue una de las razones principales para montarlo en mi casa, para que la gente pueda ver las riquezas que posee la provincia.
En relación a la actividad minera en la región sostiene que la minería está en el trigésimo octavo lugar en cuanto a actividades contaminantes, y en el primer lugar está la emisión de gases invernadero producidos por las industrias petroleras y la ganadería, por la gran cantidad de fertilizantes que lamentablemente después ingerimos por desconocimiento.
Hoy en día se trabaja con conocimiento de los efectos que produce esta actividad, pero buscan la forma de trabajar de una manera en la que se trata de contaminar lo menos posible, y a la vez la gente tiene que saber que sin minería no hay desarrollo humano. Un claro ejemplo de esto es que en un celular uno tiene 17 minerales diferentes que fueron usados para su fabricación.
La mayoría de los visitantes de su museo son geólogos de compañías mineras, que están constantemente haciendo estudios. También gente de la universidad y particulares, que tienen un gran interés por los minerales y al llegar al museo quedan sorprendidos de encontrar tanta cantidad de minerales.
Fuente: La Nación