Cono Sur busca posicionarse en el mercado del litio
La industria del automóvil parece querer virar hacia el litio como forma para almacenar energía, y América del Sur se prepara. Quiere formar la Liga del litio. La Argentina, Bolivia y Chile conforman un triángulo que atesora el 85% de las reservas mundiales. Ya iniciaron conversaciones multilaterales para crear un cartel al estilo OPEP, los señores del petróleo.
Para salir a la cancha, hacen falta inversores dispuestos a financiar la extracción del precioso recurso. Chile parece estar haciendo bien los deberes: si bien no tiene los mayores yacimientos, lucha para ser el primer productor global de litio. Si su diplomacia comercial ya supo abrirse camino en mercados internacionales competitivos como el del vino, ahora ese know-how vuelve al ruedo.
El secretario argentino de Minería, Jorge Mayoral, anunció un “plan estratégico tripartito” entre Argentina, Bolivia y Chile para la explotación del litio en general, no sólo del carbonato de litio. Una troika para explotar el recurso que permite construir baterías para celulares, tablets y, se estima, para los autos híbridos del futuro cercano.
La demanda de litio no ha dejado de crecer en los últimos tiempos. Pero la producción sudamericana en este terreno sigue todavía siendo más promesa que realidad. Bolivia, por ejemplo, decidió nacionalizar el Salar de Uyuni, la mayor reserva de litio del planeta, equivalente a la mitad del total mundial. Sin embargo, el gobierno de Evo Morales no logra aún poner en pie el proceso de industrialización de este recurso. El año pasado, el país del altiplano produjo 9.000 toneladas -datos oficiales-, cantidad algo insuficiente si se consideran las 200.000 toneladas vendidas en el mundo, con marca de origen asiático, donde residen las empresas líderes del sector.
Si bien la nacionalización de los recursos energéticos ha primado en la América del Sur de esta década (más en Argentina y Bolivia que en Chile), esa política debe convivir con la necesidad de inversiones extranjeras directas en el sector. Orocobre, Galaxy y ADY Resources son algunas entre las principales empresas que están invirtiendo en la Argentina para producir carbonato de litio.
En Bolivia, y tras un trunco preacuerdo con la francesa Bollorè, Morales encontró un socio en los holandeses de BTI, adjudicataria de licitaciones para construir baterías bolivianas.
Chile, en cambio, acelera su producción. Con reservas explotables por los próximos 1.500 años, el corazón de la riqueza está en el norteño desierto de Atacama. Por allí camina el personal de Sociedad Química y Minera de Chile, de capitales nacionales, y Sociedad Chilena del Litio, en manos de la norteamericana Rockwood.
En Argentina, Mayoral mencionó a la japonesa Toyota para desembarcar en Jujuy, por ejemplo. A los nipones le siguen los estadounidenses, en la zona de Hombre Muerto, Catamarca. Precisamente, Toyota Tsusho Corporation y Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado son hoy los socios de Sales de Jujuy S.A., Orocobre. Una sociedad que permitió viabilizar el financiamiento para que Sales pudiese poner en marcha la producción de carbonato de litio, grado batería. Así lo anuncia a El Inversor Online Daniel Blasco, gerente general de Sales. “Asociado al aprovechamiento del litio contenido en la salmuera -explica- se planea producir cloruro de potasio a uso fertilizante, luego de que se disponga de suficiente cantidad de esta sal depositada en el sistema de piletas de evaporación”. Además, el grupo Orocobre sigue analizando la producción de otros derivados del litio y de otras sustancias para aprovechar la importante infraestructura montada disponible”.
Entre las dificultades para sostener un auténtico proceso industrial en la materia, Blasco señala que los escollos “son los mismas que tuvo el sector industrial en general”, entre ellos “las restricciones a las importaciones y el proceso inflacionario”.
En cuanto al “plan estratégico tripartito” anunciado por Mayoral con las naciones vecinas, para Blasco “los gobiernos deberían brindar las mejores condiciones posibles para alentar el desarrollo de los emprendimientos mineros sustentables, para que el sector pueda consolidarse en nuestros países, tan necesitados de agregado de valor. Se necesita previsibilidad con políticas de Estado, inversión en el sistema científico, en infraestructura y acuerdos entre los países para lograr sinergias”.
Por su parte, el proyecto de la empresa Galaxy fue puesto “on hold por dificultades financieras”, dice un ex dirigente de la compañía. A pesar de “los tiempos que corrían y que se presumía iban a venir”, Galaxy “continúa con algunas actividades menores en la región”.